domingo, 12 de mayo de 2013

Vallvidrera, paseo por el embalse

Aprovechamos la tarde del domingo para acercarnos hasta el área recreativa de Santa María de Vallvidrera. Allí mismo aparcamos en el parking habilitado, con cierta dificultad ya que la primavera nos ha traido el primer fin de semana con buen tiempo y la zona está llena de excursionistas o domingueros que han subido al chiringuito a hacer una calçotada.

Se trata de un paseo de unos 2 kilómetros que se puede hacer en unos 40 minutos. Es un recorrido señalizado con marcas verdes. Se puede hacer desde el Centro de Información bajando hasta la estación del Baixador de Vallvidrera, cruzando la carretera y cogiendo el primer desvio a la izquierda. Al final de la calle asfaltada comienza un camino de tierra en subida.



En nuestro caso salimos desde el parking del área recreativa y tomamos la calle asfaltada a la izquierda, a nuestra derecha queda una zona de juegos infantiles. Tras un corto trecho a nuestra izquierda comienza el camino que está señalizado como Cami del Cama-sec.


El camino asciende suavemente. No es el lugar más idílico ya que el continuo paso de coches levanta un polvo blanco pegajoso que cubre toda la vegetación circundante.



Tras un par de curvas encontramos un cruce.



Tomamos el camino de la derecha, el que está cortado con una cadena.



Este tramo en descenso con una pendiente pronunciada, está pavimentado hasta llegar a la presa del pantano en 3 minutos.



No cruzamos la presa, seguimos el camino de la izquierda hacia el mirador.



Hacemos una parada en el mirador para contemplar la panorámica de la lámina de agua y observar la fauna y la flora propias de este ambiente.  Esta pasarela sobre el agua permite observar mejor a las ranas, sapos y salamandras que pueblan el pantano.
La recuperación de este espacio ha favorecido el restablecimiento de un ecosistema de agua dulce donde conviven plantas sumergidas y flotantes (tales como algas, juncos y lirios de agua), aves acuáticas, pequeños mamíferos, insectos y muchas otras especies hidrófilas, especialmente las de anfibios. Es un hecho destacado que 10 de las 15 especies de anfibios que viven en Cataluña se pueden encontrar ahora en el pantano de Vallvidrera: rana reineta, sapillo moteado (o gripauet), rana verde, sapo partero, sapo de espuelas, sapo común, sapo corredor, salamandra, tritón jaspeado y tritón palmeado.



Continuamos hacia la cola del pantano.



Rodeamos el pantano por el camino de tierra, y nos dirigimos a la antigua casa del guarda, un edificio restaurado en 2010. Alberga exposiciones sobre el pantano y su fauna y abre los domingos de primavera y otoño, algunos sábados que hay itinerarios guiados y días entre semana con reserva previa.



El pantano de Vallvidrera, obra de Elies Rogent, se inauguró en 1864. Se construyó para llevar agua potable a la población de Sarrià a través de la Mina de Grott. Lo hizo hasta la década de los sesenta del siglo pasado, después cayó en el olvido. A finales del siglo XX se iniciaron una serie de actuaciones de recuperación tanto de la obra arquitectónica como del entorno natural, que han configurado un espacio de gran interés naturalístico, que cuenta con una buena muestra de anfibios y reptiles de la sierra y constituye un agradable rincón.

Saliendo de la casa del guarda seguimos bajando las escaleras para llegar a una zona acondicionada para recobrar fuerzas y hacer un picnic. Allí encontraremos varias mesas de madera disponibles y una fuente.



Cruzamos el puente de madera que queda por debajo de la presa.



Merece la pena contemplar la presa desde el puentecillo.



A la izquierda cogemos el camino de los plátanos que nos llevará, en 5 minutos, al área de recreo de Santa María.



En este paseo encontramos la Mina Grott, que conducía el agua a su destino final.



Los dibujos reproducen el trazado de la conducción de agua del pantano de Vallvidrera a la Plaça Artós y Sarrià. La galería de salida del pantano entraba a la Mina Grott, que atravesaba la montaña y salía a un pozo situado aproximadamente a la mitad del atajo de Sarrià a Vallvidrera. Continuaba hasta un depósito en la masía de Can Sibina, y pasaba tocando a Can Mestres- carrer Vidal i Cuadres, e iba a la Torre Repetidor del Paseo de Santa Eulalia. Un ramal iba a la Plaça Artós y otro bajaba por la calle Mayor de Sarrià. Cuando llegaba al Paseo de la Bonanova un doble ramal enviaba agua en dirección Sant Gervasi y otro al Paseo de la Reina Elisenda. El último trozo proveía de agua a la Plaça de la Vila y la Plaça de Sant Vicenç.




 Mas adelante la mina protagonizó grandes momentos de la historia de los ferrocarriles. Y es que cambió su función principal y pasó de canalizar agua a contener las vías por las que circulaba el primer tren eléctrico de pasajeros que entró en funcionamiento en España. Por la conducción de la mina pasaba un trenecito que acercaba el kilómetro y medio que separa Barcelona del otro lado de la montaña en Vallvidrera. Sin duda resultó ser una gran sensación en aquella época. El trayecto duraba seis minutos y tenía capacidad para 36 pasajeros. La idea partió del ingeniero Carles F. Montañés, con el apoyo de personajes del calibre de Frederik Stark Pearson. El ferrocarril formaba parte de toda una estrategia para crear una especie de parque de atracciones en la zona llamado Lake Valley. Todo el recorrido interior del túnel se iluminaba con bombillas de colores
Al cabo de un año y poco de funcionar, y tras haber transportado cerca de 40.000 personas, el ferrocarril Mina-Grott se vio obligado a cesar sus actividades. Ello fue debido principalmente a las trabas legales y administrativas de un competidor poderoso: nada más y nada menos que el Parque de Atracciones del Tibidabo. El acceso al túnel está cerrado desde 1916, pero todavía puede imaginarse desde la reja de entrada su festivo interior, antaño iluminado con decenas de bombillas de colores.



Un bonito paseo muy cerca de Barcelona donde hacer una pequeña excursión y pasar el día en la naturaleza.



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